viernes, 27 de diciembre de 2013

Noches ganadas en vela.

El insomnio carcome mis huesos y me hace replantearme la ingente cantidad de noches perdidas. Y eso establece un nexo directo neuronal con mis recuerdos sobre aquellas ganadas en vela.
Debo de tratarme de un animal nocturno, no sólo por el hecho de que me gusta dormir de día, sino por el de que cuando más he aprendido ha sido de madrugada. 
De madrugada siempre ha sido cuando me han enseñado a amar las primeras veces, cada una de ellas de su forma divergente.
De madrugada ha sido cuando he investigado y buscado, me he enseñado a mí misma, he leído, he estudiado, he tocado y sentido, y cuando he escuchado.
De madrugada siempre ha sido cuando he pensado, cuando me he dedicado un momento para mirarme en el espejo tras un largo día y sonreírme por primera vez. La primera vez al día para sentirme bien conmigo misma porque no hay nadie con quien fingir.
De madrugada es cuando me paro y reflexiono sobre las cosas que he dicho, pero no os confundáis, no soy de darle demasiadas vueltas a las cosas, es sólo que nunca me gusta hacer sentir mal a nadie con mis palabras, aunque esté diciendo la verdad más dura. Y pese a que no me guste, lo hago. Estaré hecha de números, y mi pensamiento se reducirá a la ciencia, a poder ser empírica, pero sé que el factor sentimental mueve al procedimental, y que las palabras mueven sentimientos. No sé, se puede decir que me gusta plantearme qué reacción será movida por mi acción, centrándome en mi acción.

Dejándonos de desvaríos somnolientos, y siendo sinceros, el día es la parte que dedico a la realidad, y la noche esa fracción de mí que se compone de sueños. Es sólo que me gusta soñar despierta.
Así estoy siempre, quedándome dormida cuando me dejas más de lo necesario en reposo, ya sea sentada o en el suelo. Incluso a veces hablando, cuando las cosas no me interesan y se apaga mi atención, tan selectiva ella.

Será que me doy cuenta de que me gusta dormir, pero me gusta más estar descansada. Pensad en la de horas que pierdes y nunca recuperas cuando te dedicas a abrazar una almohada.
Será que me gusta más abrazar personas o ideas.


Será que de madrugada me abrazo a mí misma, como persona e idea.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Diabetes.

Por si no fuera suficiente el chute de glúcidos que una se mete por estas fechas, debemos sumarle el hecho de que mi carácter se basa en altibajos entre los polos "odio a todo el mundo" y "reparto amor a diestro y siniestro".
Hoy me he levantado de buen humor, algo hiperactiva a causa de la inyección de taza de chocolate y bizcocho de chocolate con chocolate y... creo que llevaba chocolate también; y llevo todo el día feliz, porque tengo la mejor noticia: el Gobierno me da una oportunidad como estudiante. Sí sí, soy becada, y me enteré anoche. La verdad es que es uno de los mejores regalos que te pueden hacer con la situación actual.
Y si a eso le sumas el hecho de que me voy a meter una escapadita para pasar San Valentín con el gordo más gordo de todos los gordos, podemos concluir, que sí, que Feliz Navidad.
Parece ser que el año venidero no resulta tan poco apetecible conforme lo pintaba hacía unos días, y que no sé, que será cuestión de centrarse en que este año pasado no ha sido tan malo al fin y al cabo: pude ver dos veces a la cosa más adorable del mundo, he visto a We The Kings en concierto, a A7X, a Five Finger Death Punch, a Avatar, me pegué una escapadita al Rock Arena, he podido conocer a gente genial que me ha apoyado muchísimo en todos mis proyectos, estoy viviendo con una de las buenas amigas que me quedan... y pues no sé, que aquí estoy, en la mitad de mi grado ya, hacia los 20 y con algún bajón de vez en cuando, pero con muchas ganas de comerme el mundo.
Y bollos y brócoli. Soy adicta a comer bollos y brócoli.

No necesariamente a la vez.

Un día banal contigo equivale al cielo.

martes, 24 de diciembre de 2013

Feliz Navidad, o eso dicen.


Tengo puto insomnio, y no dejo de darle vueltas al hecho de que todo está mal de alguna forma. Ni tan si quiera me es apetecible hundirme en mis pensamientos porque son como pequeños martillazos que enmarcan el hecho de que sí, efectivamente nada de lo que hago actualmente me satisface como persona.

Pero bueno, el problema es mío, y me sucede por implicarme en las relaciones con las personas que no valen la pena.
La verdad es que es muy frustante ver como pasa el tiempo, y vuelvo a aquí, al principio, me releo, me reconozco, y siento que esto se trata de un espejo. La relación intrínseca que guarda mi última publicación con esta nueva, tanto tiempo después, me hace replantearme demasiadas cosas.
Será que las personas no cambian y el tópico se corrobora. O será que en ocasiones da miedo el cambio y todo lo que ello conlleva.
Pero no sé, no me hagáis mucho caso, sólo soy una ojerosa y somnolienta persona sin demasiadas cosas claras, y muchas cuestiones aún a día de hoy abiertas, entre interrogantes, sin respuestas definidas. Al menos he resuelto una de éstas: voy a tratar de darle vidilla a este Blog de nuevo, porque la verdad es que no me hacía nada de mal el poder decir las cosas tal cual las pienso, sin preocuparme por quién me lee o me deja de leer.

Lo único que tengo claro de una forma total, es que definitivamente, las Navidades nunca son buenas fechas para los aspectos anímicos que conforman mi persona.