domingo, 13 de diciembre de 2015

Claustrofóbica de camas.

Cómo cuesta conciliar el sueño
sabiendo de antemano
que a la mañana siguiente
en la almohada no van a quedar pelos tuyos.
Dar vueltas en la cama,
que las sábanas se me peguen, me aprisionen.

Me ahogo.

Tornase claustrofóbica de camas
por una ausencia.
La ausencia.
Te llevaste tanto que hasta la ausencia te sigue,
es solo tuya, te pertenece.
Te llevaste tanto que hasta mi descanso te sigue,
te lo has llevado, y con él una parte de mí.
Una parte de mí que ya no quiero.
Quédate la ausencia, el descanso,
quédatelo todo que ya no lo quiero.
Me quedo con mi claustrofobia,
que es sólo mía,
me la quedo, que me acompaña,
que me cuida, que no me abandona.

Vuelvo a respirar.

Me la quedo, porque es algo que nunca podrás llevarte,
y las noches, aunque en vela sean paseos por el mar de las lágrimas de tu ausencia,
son mías también,

y que para soñar, puedo hacerlo despierta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario