Cómo cuesta
conciliar el sueño
sabiendo de
antemano
que a la mañana
siguiente
en la almohada no
van a quedar pelos tuyos.
Dar vueltas en la
cama,
que las sábanas
se me peguen, me aprisionen.
Me ahogo.
Tornase
claustrofóbica de camas
por una ausencia.
La ausencia.
Te llevaste tanto
que hasta la ausencia te sigue,
es solo tuya, te
pertenece.
Te llevaste tanto
que hasta mi descanso te sigue,
te lo has
llevado, y con él una parte de mí.
Una parte de mí
que ya no quiero.
Quédate la
ausencia, el descanso,
quédatelo todo
que ya no lo quiero.
Me quedo con mi
claustrofobia,
que es sólo mía,
me la quedo, que
me acompaña,
que me cuida, que
no me abandona.
Vuelvo a
respirar.
Me la quedo,
porque es algo que nunca podrás llevarte,
y las noches,
aunque en vela sean paseos por el mar de las lágrimas de tu ausencia,
son mías también,
y que para soñar,
puedo hacerlo despierta.